El ser humano se adorna desde tiempos inmemorables, intentando comprender el mundo, a través del equilibrio de su propio cuerpo. Claro que, no todos estos registros son aceptados, habiendo claras divergencias entre unas culturas y otras, en cuanto a permisibilidad se refiere.
En mi humilde opinión, creo que occidente, como continente ilustrado, debería de abrirse, permitiendo que cada persona pudiera confeccionar su mejor versión de sí mismo, sin reproches ni prejuicios de ninguna clase.
Piercing y tatuajes, por ejemplo, han abierto un debate en los últimos años, que bajo mi punto de vista, está demasiado obsoleto, ya que aunque suena a tópico, cada individuo debería de elegir su camino, siguiendo su propio criterio.
Y es que no es el tatuaje de la piel lo que debería de importarnos, sino el que se lleva dentro, en ese mundo interior, que quien mima se vuelve rico.